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"Despojo, una comedia familiarmente bipolar" -MI CRITICA-

El resultado de una obra tiene mucho que ver con todos sus componentes y lamentablemente, muchas veces, poco se valora o analiza a quien la escribe, la dramaturgia; cuando en realidad es una de las partes más importantes de una pieza. Luego, naturalmente, también es fundamental el resto: la dirección, los actores, etc.

“Despojo, una comedia familiarmente bipolar”, en sus componentes encuentra un atractivo; Patricia Suarez escribe, esta narradora rosarina no solo tiene una larga lista de textos, sino que hoy en día varios de ellos conviven en cartelera. Su mirada de mujer queda plasmada en sus historias, y la verdad es que resulta digna de admiración la plétora de sus escritos que vieron la luz, de hecho, es una autora muy buscada.

Otro aspecto muy importante de esta puesta es su director, que también tiene varios proyectos encima y en cartelera, Diego Rinaldi, dueño de una ductilidad y facilidad para resolver y fluir con las puestas muy atrayente; también es un excelente director de actores, últimamente sus propuestas traen nombres atractivos y fuertes. En esta ocasión, dirigió a Esther Goris quien estelariza la obra, a Barbara Velez, Fabio Di Tomaso y Mauro Francisco.

Ver a Esther en escena es un placer, en especial aquí, ella jugó inclusive en varias entrevistas diciendo que era un papel por el cual era muy convocada y aunque de hecho lo representa muy bien, yo no olvido su Eva Perón de 1996 en el cine, como otros tantos personajes. Barbara está dando unos saltos agigantados en la actuación, despegándose de su apellido, tornándose una muy buena actriz con un futuro promisorio. Tanto Fabio Di Tomaso como Mauro Francisco tienen la soltura y la experiencia en escena para completar un elenco muy conciso en una historia que, si bien busca la risa del espectador, en el fondo su temática es compleja.

La madre de dos muchachos tiene un trastorno psiquiátrico, y para transitarla estuvo en manos de un médico el cual aparece muerto en el consultorio, tragedia que desencadena las idas y vueltas entre los personajes. Lila es bipolar y el acontecimiento desata en ella un desborde, que hace que regale todas sus posesiones sin tener presente que algunas de ellas son valoradas por sus hijos; esto también hace que varios secretos salgan a luz, inclusive entre los hermanos y la nuera de Lila.

La propuesta desencadena en el espectador, con una sala llena (solo va los miércoles) las risas que busca. Los aplausos espontáneos cuando las artistas aparecen son admirables, ya que van dirigidos a figuras no tan símiles como Barbara y Esther. Es de destacar la dirección de Diego, que sigue convocando nombres muy interesantes, en propuestas diferentes y el público como está a la vista, lo acompaña.


GUSTAVO SCUDERI




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