Ya lo comenté varias veces, para mí, concurrir al queridísimo "Método Kairós" es sentirme en casa; en él se albergan voces nuevas, creadores ingeniosos y a veces también algún artista de trayectoria lo pisa. Todo ello se resume en una obra que tiene a su propio público cautivo, seguidores de su primera parte que fue realmente un suceso, "El juego". Hoy se estrenó a modo cine, podríamos decir una precuela, "El juego inicios", muy esperada por sus seguidores y porque la primera dejó la vara muy alta, sobre todo por ser novedosa y animarse al género del terror en el teatro, actividad descomunal y difícil de lograr.
En esta ocasión no sólo me atrapó su suspenso y su dramaturgia, sino que me fui con una sonrisa de placer, debido a un joven elenco con un futuro inmenso y ¡que orgullo me da! Señores por favor presten atención a este semillero de próximos grandes artistas.
"El juego inicios" nos contará justamente lo que sucedió antes de aquel encuentro de primos en búsqueda de respuestas sobre la desaparición de Tomás; el comienzo de esa familia esotérica, de maleficios y sacrificios.
Esta vez el talentoso dramaturgo Francisco Ruiz Barlett (artista completo, actor, director, músico, etc) se basó en crear un clima, aquí no habrá constantemente un susto, sino una complicidad con estos adolescentes que intentan "jugar" un juego bastante peligroso. La pieza logra mantener el suspenso durante su transcurso, pero con un ingrediente bienvenido, el humor, ideal para bajar la inquietud que se genera entre el público que, de hecho, responde muy bien.
Gran parte del resultado de la obra, amen de lo ya mencionado y de lo que está por venir, está apoyado por una gran ambientación y su puesta escenográfica, gran trabajo de Giuliano Benedetti pocas veces vista en el teatro alternativo e independiente, excelente! Esta vez dirige su propio autor con otro talentoso, Matías Puricelli, quienes deberían seguir transitando este rumbo, pues lo logran con creces y reitero es un género muy difícil.
Ahora me voy a detener en estos jóvenes increíbles, compenetrados en el texto y sus situaciones: Agustina Cabo, a quién destaco ya que pude ver de ella también una excelente serie en pandemia, "Mi amigo hormiga", posee una madera actoral que hay que seguir viendo. Nico Sousa, otro muy joven artista completo, canta, baila, actúa, no aquí por supuesto, pero logra también unos de los personajes más sufridos y lo hace genial. Pero no quiero dejar de reconocer el trabajo del resto que es brillante: Teo Delia, Juan Cottet, Mora Peretti y Federico Heinrich.
"El juego inicios" no es sólo un espectáculo para jóvenes, es un género muy interesante para transitar; siempre se ha dicho, deja al espectador muy sensible tocando fibras que lo movilizan, el problema radica en que hay que realizarlo muy bien y no siempre se logra, aquí sí y con creces.
GUSTAVO SCUDERI
