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"Sería una pena que se marchitaran las plantas" -MI CRITICA-

El teatro es una disciplina tan rica que nos trae miles de universos e historias, así también muchas veces nos da la posibilidad de acercarnos desde nuestro lugar a artistas de otros países y con su propia impronta.

Ivor Martinic es un dramaturgo croata, que ya nos ha deslumbrado con una pieza exquisita y muy exitosa en nuestro país: "Mi hijo sólo camina un poco más lento", así que su regreso a Buenos Aires y con una pieza muy distinta, es muy bienvenido.

Aquí con, "Sería una pena que se marchitaran las plantas", realizó un trabajo totalmente diferente, no sólo porque él mismo participa en escena, sino que la estructura narrativa es desestructurada y creada juntamente con los actores; uno nunca sabe cuándo improvisan en escena o bien si así está planteada la obra.

Ellos dos, los protagonistas, tienen una química muy buena, con el agregado de que Júlia Ferré es una actriz catalana, donde sus modismos y acento se amalgaman con Victorio D' Alessandro mágicamente. Éste último dando pasos agigantados desde su aparición televisiva, alternó con el teatro independiente y supo pulirse, mostrando una gran ductilidad actoral, el trabajo de ambos es muy meritorio. La intervención de Ivor en escena es un detalle que hace que la puesta o propuesta sea diferente y la manera en que van deconstruyendo la ruptura de esta pareja es ingeniosa e interesante.

Con pocos elementos en escena, sólo es necesario ese texto o creación y las interpretaciones de estos dos actores que responden muy bien a la puesta. "Sería una pena que se marchitaran las plantas" (título que juega muy bien con la historia) es una obra para tener presente, por su calidad artística y unión de todas estas nacionalidades, que la hacen única.


GUSTAVO SCUDERI




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