El CTBA está formándose y transformándose constantemente para bien, y aunque nos tiene acostumbrados a dramaturgias clásicas (muchas veces aggiornadas), hace un tiempo que incorpora en su interesante programación propuestas distintas, variadas y muchas veces desafiantes a la tradicional obra de teatro, no sólo de texto sino también en danzas.
Hoy sube a escena un creador sumamente verborrágico, distintivo, siempre desafiante con sus propuestas: Pablo Rotemberg. Éste logra con sus obras, atravesadas por la danza, sumergirnos en historias para nada clásicas o estructuradas que nos desafían a meternos en esos movimientos que tienen mucho que decir. Esto que comento es patente en su última propuesta, "La era del cuero", donde logra con convicción mezclar, tamizar el malambo y el baile contemporáneo, inclusive realizando un repaso de nuestra propia historia. Una tarea titánica, poder lograr que una disciplina como el malambo se descontracture en sus típicos pasos y lograr salir de ellos para llevarlos a movimientos más modernos o contemporáneos.
El trabajo de Pablo en el diseño coreográfico y dirección es muy bueno. El espectáculo también sobresale en su puesta, en la escenografía de Cecilia Zuvialde, en las llamativas proyecciones de Lucio Bazzalo, en la iluminación de Fernando Berreta y en el logradísimo efecto sonoro de Axel Krigyer (música original y diseño sonoro) y Alberto Ginastera (temas musicales).
Pero para que la idea, que muta entre clasismo y modernidad, entre la abstracción y el realismo surta efecto es fundamental que Pablo pueda contar con un grupo de baile excelente, donde la técnica de uno se combine con la del otro y viceversa, ellos son: Alejandro Desanti, Maximiliano Díaz, Carla Di Grazia, Nickytuns, Marcos Olivera, Ezequiel Posse, Facundo Posse y Carla Rimola.
Sin lugar a duda "La era del cuero" es una propuesta interesante que entra por todos los sentidos, lográndose un impacto visual, donde el danzar se transforma en un ritual de cuerpos que hablan y festejo que el CTBA la presente en su programación.
GUSTAVO SCUDERI
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