El universo de Martín Bontempo ¡es tan rico! Este artista, es parte del grupo "Los Quintana" de los hermanos David y Fernando, formados en el mítico Centro Cultural Ricardo Rojas y supo sobresalir como artista performático; dueño de una ductilidad y versatilidad únicas para brillar en una disciplina para nada fácil, el lip sync, donde debe sincronizar los labios al ritmo de lo que sucede en escena. Pero su trayectoria no se limita a eso: es director, actor y dramaturgo, muy formado por diversos profesionales.
Hoy toda su experiencia, su sapiencia las trae a escena, con espectáculos que dirige y crea, en muchos de ellos dando lugar a otros actores para que los protagonicen; este es el caso de "Momentáneamente... Celia", una pieza que, bajo una apariencia fresca, trata una temática muy difícil de encarar, donde en momentos se torna nostálgica y melancólica, pero por supuesto el costado disparatado se hace presente y el público responde con risas.
Celia está transitando un deterioro mental y su mundo gira alrededor de su novela favorita, la cual ve religiosamente, sus días discurren más o menos tranquilamente mientras cuida de una planta (que muy logradamente marca el paso del tiempo) y las visitas médicas. El problema se presenta cuando las heroínas y villanos de esas novelas se les presenten en su casa, la realidad se confundirá con la fantasía y nada será lo mismo. Desde ese transcurrir, el texto de Martín, ira de lo cómico hasta lo profundo en un final que nos deja conmovidos y nos vuelve a tierra.
Las obras de él deben contar con actores que posean justamente lo que en él se destaca, mucha versatilidad, gestualidad, esos aspectos son fundamentales y este elenco lo cumple a la perfección y se mueven correctamente en un espacio pequeño que a la vez logra el clima de la intimidad de Celia. Ellos son: Lara Herrador, Ana Clara Ochoa, Matías Ocanto y Luciano Medina.
"Momentáneamente...Celia" hasta en su título posee la sutilidad de una temática difícil de encarar, pero Martín lo llena de su mundo y logra una obra que pendula entre lo cómico y lo melancólico.
GUSTAVO SCUDERI