Llegó al circuito comercial una obra que fue muy galardonada y comenzó en el under porteño, "Una película sin Julie" desembarca, nada más ni nada menos, que en el emblemático teatro Maipo. De hecho, la obra ideada por su propia protagonista, tiene un futuro promisorio y justamente de película, como el universo que homenajea; enfocándose en especial en la querida y gran estrella, Julie Andrews, la pieza pasará por los escenarios de España, Nueva York y Londres.
Detrás del resultado contundente, de sabor internacional pero hecho en casa, está una actriz, docente y modelo a la que por suerte tuve el placer de seguir a lo largo de su carrera; para muchos será un encuentro con ella, Lucila Gandolfo, magnética que, oscilando entre una gélida y cálida presencia, saca de su interior una voz y caudal muy trabajados y profesionales, pero que no dejan de emocionar, función principal en un teatro musical. Lucila es una artista muy solvente y versátil, su formación le permitió transitar la televisión, el cine y por supuesto el teatro de una manera meritoria y su origen le dio la posibilidad de estar en grandes producciones de otros países, maneja un perfecto inglés, característica que le sirve muchísimo para esta obra en particular.
"Una película sin Julie" retrata la vida de Catalina, una mujer adulta sobria y dura, profesora de inglés en una escuela donde su rigidez es característica de su método de enseñanza hasta que conoce a un alumno en particular que la hará cuestionarse el motivo por el cuál protagoniza una película sin la musicalización de Julie Andrews. Desde niña Catalina consideró a la gran actriz y cantante británica como su amiga imaginaria, desde que la vio por primera vez en el cine y pasó a ser su gran compañía y alegría, siempre acudió a ella y sus canciones para resolver diferentes situaciones. Un suceso en su juventud, hizo que la ilusión se rompiera y diera paso al trauma, al temor y la amargura.
Para contar esta historia, tanto Lucila cómo Fernando Albinarrate, tomaron principalmente las canciones originales de Rodgers y Hammerstein para "La novicia rebelde", pero también de otros emblemáticos musicales.
Con una puesta sobria, minimalista, un par de sillas y Fernando al piano, Lucila es el centro de atracción y no hace falta más, con su presencia y aplomo se adueña de éste gran escenario. Una de las tantas aristas de esta actriz es poder transitar al personaje en sus diferentes edades, como también personificar a otros personajes solo con cambiar la voz o bien de mínimos gestos o posturas, ¡sobresaliente!
Mucho del resultado de la pieza tiene que ver con la experiencia y la visión de su director, Julio Panno, que actualmente está muy presente en la cartelera, por suerte y para el deleite del espectador; en esta ocasión Julio no solo dirige, sino que ramificó sus funciones al diseñar el vestuario, la escenografía, las luces y hacer la adaptación, ¡chapeau!
“Una película sin Julie” es una propuesta muy interesante, que nos introduce en la existencia no solo de Cata sino también de la propia artista que logra con la palpable admiración que le tiene a Andrews lograr un clima de ensoñación, onírico, donde todo lo que nos narra y nos cuenta lo sentimos, lo observamos con la misma fascinación que la niña Cata/Lucila miraba la gran pantalla.
GUSTAVO SCUDERI