Se estrenó una obra muy esperada, "Dios es argentino", en principio es de valorar que sea una creación puramente, como su título lo indica, argentina y luego por sus nombres intervinientes.
Bajo la dirección del siempre oportuno, atinado y llamativo Ricky Pashkus, quien tiene una visión del teatro única, que repite vínculo creativo con Osvaldo Bazán y Ale Sergi quienes realizaron las excelentes "Y un día Nico se fue" y "Yiya, el musical"; luego de casi una década es llamativa la propuesta, puesto que las anteriormente mencionadas tuvieron muy buena repercusión.
Desde ya cada uno de estos nombres que acabo de mencionar tiene un peso propio y es convocante, pero si le súmanos el protagonismo de Coco Sily las alarmas se encienden, exponiéndose como un probable éxito comercial con gran convocatoria.
La puesta cuenta con el diseño musical de un experimentado y talentoso artista que debuta aquí en este rubro, Matías Ibarra, seguramente tenga una gran trayectoria en musicales ya que justamente este aspecto de la obra es la más destacada.
También es de valorar que se incluya en el elenco a actores nuevos, por lo pronto en grandes producciones y en plena Avenida Corrientes: Flow Gateño y Nuno Vatz, éste último de un carisma palpable; ambos se suman con frescura, con muchísimo talento a una propuesta demandante, que les exige preparación en baile, canto y actuación, es un gusto verlos en escena y uno los disfruta.
Como el Ángel número 1 un inmenso artista que todo lo borda con humildad y mucho carácter interpretativo, Santiago Otero Ramos, últimamente lo estamos viendo mucho en varias propuestas con diferentes características, inclusive en un teatro inmersivo y participativo que es un éxito de boca a boca, "Una casa en Biarritz" reemplazado hoy en día.
El timón lo toma el popular Coco, que con su cátedra fue un suceso, se adueña del escenario y del público con su cintura habitual, sobresaliendo en la improvisación y manejo del timing teatral, inclusive animándose a cantar y bailar.
"Dios es argentino" repercute en el público, en lo popular y convocante de su estrella, en el impecable talento y profesionalidad de sus creadores, con unas canciones pegadizas y logradas que entonan con muchísimo atino los "angelicales" acompañantes de Dios.
GUSTAVO SCUDERI
