Y por fin el tan esperado estreno de "School of rock" sucedió, es que este reconocido musical producido por el inigualable y especialista en el género, Andrew Lloyd Webber, se vio trunco por la pandemia, que inclusive contaba con otro protagonista. Esa fuerza y ganas contenidas explota en el escenario del teatro Gran Rex y esto es literal, donde la comunión entre artistas ya consagrados en diferentes disciplinas y un grupo de más de 30 jóvenes es de destacar y es muy meritoria. Estos chicos saben muy bien lo que hacen y la rockean a todo trapo, es fundamental marcar que no solo actúan, cantan y bailan, sino que también tocan instrumentos musicales en vivo junto a los músicos de la obra.
Esta es realmente una mega producción, nuevamente un agradecimiento a los empresarios que se animan a seguir invirtiendo en este amado género y dándole ciertas facilidades a los espectadores para que puedan verla, ya lo habían hecho con "Matilda”, gracias y felicitaciones a MP, Ozono, Preludio y la dupla de Tomás y Carlos Rottemberg.
Ese protagónico que mencionara es el de Agustín "Soy Rada" Aristarán que viene de ganar numerosas menciones y galardones con su Tronchatoro en Matilda, aquí como el seudo profesor Dewey Finn, nuevamente desplegando su nato carisma y soltura para moverse en escena y junto a estos jóvenes. La incorporación adecuada y festejada de una de las mejores voces que tenemos y que viene probando la actuación, en principio, en una tira de Pol-ka y ahora dando paso al teatro; si bien le saca lustre en sus conciertos, Angela Leiva es justamente una artista "angelada", donde no sólo interpreta muy bien a la directora Rosalie Mullins, sino que nuevamente nos da una cachetada de alegría con su hermoso e invaluable caudal de voz, ojalá esto sea el comienzo de algo.
Pero el recuento de talentos no termina aquí, la dupla que forman Sofía Pachano y Santiago Otero Ramos es muy dinámica, divertida y toda su experiencia en las tablas la ponen al servicio de la obra. Germán "Tripa" Tripel, quién alterna el papel de Thed y Dewey (ya lo ha demostrado en una indisposición de Agustín en las primeras funciones y la rompió) con ese ronco y profundo caudal de voz, justamente para rockearla, su participación es una situación muy festejada.
De por si este título marcó tendencia desde sus comienzos en el 2003, con una película para Paramount, protagonizada por Jack Black y Joan Cusack (recordar esos nostálgicos momentos de películas que se volvieron de culto, me emociona) cuadriplicando su presupuesto de producción, ¡todo un éxito! Pasados 12 años el Sr. Webber lo transforma en un musical en New York, permaneciendo en cartelera por 4 años, dar paso a Londres y de ahí a representarse por el mundo. Ahora llegó a Buenos Aires y se encuentra en el Top de ventas, inclusive con la compra anticipada, comparte este top ten con otros musicales ( Mamma mia!, Tootsie, etc) superando otras propuestas tradicionales que el público antes prefería.
Dentro de toda mega producción como esta, son siempre llamativos los apartados técnicos y aquí todo funciona a la perfección: el diseño de escenografía de Jorge Ferrari, que hace hincapié sobre todo en un armado de recital constante, con diferentes cambios adecuados del colegio y la casa del amigo y donde se “hospeda” Dewey. La iluminación de Lucas Gringas y de vestuario de Alejandra Robotti.
Este musical que demanda de nuestros artistas mucho esfuerzo en todos los registros, posee unas solventes direcciones de coreografía de Analia González y la vocal del maestro Sebastián Mazzoni con asistencia de otra grande de los musicales, Silvana Tomé, para que las voces no choquen, sino que se ensamblen, no solo entre ellas sino también en los diferentes momentos de la obra.
Mucho, como siempre digo, tiene que ver en el resultado final quien lidera el proyecto, y aquí tenemos al eximio director y puestita Ariel del Mastro en conjunto con la de actores de Marcelo Caballero. Para que las letras de Glenn Slater y el texto de Julian Fellowes funcionen en una latitud diferente a la de origen, el trabajo del adaptador es fundamental y festejo que sean los nuevos talentos, Natalia del Castillo y Santiago “Tato” Fernández, quienes se ocuparan de ello.
“School of Rock” es un musical con todas las letras y virtudes, con un grupo de jóvenes talentosos que la rompen en escena desplegando y contagiando mucha alegría, no solo entre sus compañeros sino también a un público entusiasta que los acompaña.
GUSTAVO SCUDERI