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"El Che y yo" -MI CRITICA-

Hay obras que tienen esa magia y facilidad de poder girar y presentarse por todos los rincones del país, y porque no, algún que otro país; esa asombrosa posibilidad es lo que engrandece al teatro y "El Che y yo", se viene presentando desde el 2018 con excelentes críticas y aún más el tan merecido boca en boca. Esta presentación no solo resultaba necesaria sino que también fue motivo de festejo, ya que en esta función especial en el espacio Ítaca, se anunció que en el 2024 quedará fija en la sala.

Escrita y dirigida por Raúl Garavaglia, la pieza nos traslada a La Higuera, en Bolivia, donde el comandante Che Guevara empieza a transitar su camino a ser la leyenda de la revolución latinoamericana. Justamente en esos claroscuros del partir será abordado por una criatura mitológica, Lari Lari, un espíritu maldito que se apropia de las almas y que enfrenta al Che por sacarle "popularidad" pero que tranquilamente puede ser la representación onírica de la transcendencia de ser un hombre a una figura representativa para muchos, una especie de apoteosis que transforma al humano en ícono. En ese contexto que envuelve la pieza de Raúl, se logra en tan sólo 65 minutos un repaso por las ideologías del médico, periodista, político y guerrillero argentino.

La actuación visceral y muy sentida de Laurentino Blanco es consagratoria, no sólo logra una transformación externa sino también interna y emotiva, se lo nota comprometido con su personaje; también entiendo que lo moviliza mucho el hecho de que lo viene acompañando hace tanto tiempo ya, más allá de ir compartiendo su carrera con proyectos muy diferentes. Theo Cesari, con tan sólo 21 años, está maravilloso (anoten este nombre) pues aun estando en el inicio de su carrera posee una plasticidad escénica logradísima, si bien su "criatura" lo demanda, su cuerpo se desdobla en otros personajes y es magnético.

Por diversos motivos no pude acercarme antes a esta propuesta y me alegra que se haya logrado esa comunión y que pueda seguir disfrutándose el año que viene. En una sala que posee un espacio reducido, está muy bien lograda la puesta de Raúl, que no escatima en efectos lumínicos y sonoros, un trabajo artesanal que es de valorar.

"El Che y yo" es una pieza muy interesante, muy bien resuelta y dirigida, bordada por unas interpretaciones hermosas.


GUSTAVO SCUDERI




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