No me cansaré de decir que, en muchos casos, un artista hace que el público se interese por una obra y se acerque a quizás, sitios que no conocía. El espacio Callejón, teatro fundado y de albergue para el aura de Javier Daulte, es un teatro que aprecio mucho, por su calidad y clima teatral que siempre sucede.
Hoy, más allá, de que el Callejón es un lugar que visito mucho, tuve la alegría tanto cómo espectador y como crítico de ver al gran Marcos Montes; un actor que engalana sus proyectos y de una calidad interpretativa impecable y por supuesto que "El hombre de acero", no es la excepción.
Un trabajo minucioso tanto del artista cómo de su dramaturgo y director Juan Francisco Dasso, abarcando un tema muy delicado sin perder el cuidado hacia el espectador, al no poblarlo de golpes bajos. La pieza "dibuja” lo que piensa, vive y trata de asimilar un padre ante un hijo autista; pero como mencioné desde el lado cálido, tierno y de comprensión hacía esta situación.
Marcos ya se gana al público apenas entra (no adelantaré nada para que quien asista también lo viva) en una puesta diferente, novedosa y didáctica de su director. Trasmutando de estados anímicos como uno entiende sucede en estos contextos, desde la alegría siempre de ser padre, hasta la asimilación/aceptación de la realidad. Su actuación es brillante, creíble y la llena de matices, un master de actuación.
Con localidades siempre agotadas, recomiendo reservar con anterioridad y les aseguro que saldrán con un gusto dulce a buen teatro, gracias a un escritor detallista y minucioso y a uno de los mejores actores que tenemos, que no necesita de una pantalla para convocar.
GUSTAVO SCUDERI