Siempre es sumamente interesante conocer nuevas voces, nuevos ámbitos teatrales para transitar; es mi caso con Juli Otero, primera vez que presencio su dramaturgia y dirección con "Escorpio" y quedé muy satisfecho ya que encontré en su obra una forma de escribir muy rica, pasando por diversos estadios, justamente los que atraviesa la joven pareja que habita un pequeño departamento que funcionalmente forma parte de la narrativa y acción. Lo que también me atrajo de la pieza es que no maneja una acción lineal, sino que se quiebra en varios momentos pasando por la comedia, el drama y coquetea con la tragedia griega.
Marina es una actriz que lleva esa profesión (o eso pareciera) en su ser, no puede dejar de interpretar, dramatizar todo lo que le sucede en la vida y en especial con su pareja Sebastián. Él en cambio, es más terrenal, de cierta manera también maneja una frustración, la del legado y realmente no sabe qué hacer con su vida. Justamente la pieza de Juli habla de eso, cuando no se está cómodo con uno, no hay lugar para un otro, para empatizar y el soplo de un simple momento puede dar un vuelco en esas vidas y cambiarlas para siempre.
Con una puesta muy interesante de Ariel Vaccaro, que utiliza funcionalmente el escenario del querido Espacio Callejón y apoyado en las logradas iluminación de Horacio Novelle y musicalización de Juan Ignacio López y Francisco Ruiz Barlett, la pieza crece.
El dúo protagonista es exquisito con una química increíble, fundamental para la historia que oscila entre el amor incondicional hasta el hastío de la rutina. Sofía González Gil maravillosa, magnética, en una arrojada interpretación, sumamente verborrágica. Miguel Ferrería que posee ese toque natural de oscilar entre una actuación calma de contención para explotar en una escena que implica un cambio de registro inmediato.
"Escorpio" es una obra que invita a la diversión, pero no banal, uno la transita con atención puesto que la historia y su temática son muy interesantes; que en su pareja interpretativa, encuentra una alquimia brillante.
GUSTAVO SCUDERI