No es una tarea sencilla llenar el Gran Rex, más que nada con un espectáculo que no sea un recital de alguna estrella nacional o internacional, ni tampoco un musical de renombre. Por ello festejo ver un recinto repleto de espectadores ansiosos por ver a un artista estupendo homenajeando a un astro.
Fernando Samartin, quien interpreta al inolvidable Sandro, ya viene realizando un camino con esta personificación e inclusive fue el protagonista de una obra que retrataba la vida de esta estrella; su comunión con Sandro es mágica y con éste espectáculo logró devolver, por más de dos horas, toda la magia de esos shows interminables, que inclusive fueron también en el Gran Rex. Otro punto alto que logró un momento único fue que los músicos eran los propios del gitano, más alguna incorporación.
El espectáculo nos trasladó a una más de esas funciones y gracias a la soltura y naturalidad de Fernando, por momentos fue imposible diferenciar si hablaba él o el artista evocado. Durante todo el tiempo que dura el show Fernando está presente, salvo mientras realiza un cambio de ropa, eso acrecienta el nivel de talento y profesionalidad que posee.
Todas las canciones que podías esperar estuvieron, con una producción, iluminación y musicalización impecables. La gente victorea al igual que si estuviera en un recital de Sandro y TODOS nos sumamos al ritmo de clásicos de la canción como: "Dame el fuego de tu amor", "Rosa... Rosa", "La vida sigue igual", etc.
La noche del 23 de Marzo fue increíble, dejándome un sabor muy especial de alegría, emoción, admiración y la nostalgia por un grande que se fue.
GUSTAVO SCUDERI