Esta edición, la 34ª, de mi querido Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, generó muchos sentimientos y opiniones encontradas; desde la emotividad por partida de su mentor y director artístico, José A. Martínez Suarez, hasta una marcada impronta femenina. Evidentemente, en este último aspecto, mucho tiene que ver por la gestión cuidada y medida de Cecilia Barrionuevo y los moderadores del festival.
A un profesional del rubro como quien escribe, que acude a esta visita obligada todos los años, le produjo una profunda alegría ver que, jóvenes de todos lados se acercan a ver las películas; más allá de algún que otro roce debido a las limitaciones estructurales, uno no pude sentirse más que esperanzado sobre el futuro de esta fiesta del séptimo arte.
El contenido del festival fue acotado ya que, el ánimo que circulaba en el mismo, no era el de una celebración cinéfila sino de homenaje; por ello, considero correcta la elección de la película de apertura “Los muchachos de antes no usaban arsénico” que, justamente se proyectó en paralelo a su remake “El cuento de las comadrejas” de otro eximio director, Juan José Campanella, en la ya emblemática actividad: “Traiga su manta y vea”.
Este informe solo lo realizo como resumen de este festival, unos de los más destacados del mundo y único de clase A en Latinoamérica, ya que mis seguidores tuvieron la oportunidad de conocer mis impresiones en tiempo real a través de mis redes sociales y por algunas de mis participaciones en distintos medios de comunicación. La idea ahora es dejarles una sensación general o una foto si se quiere, de esta edición.
Las películas seleccionadas fueron bastantes parejas, no hubo grandes títulos como en otras ediciones, pero por supuesto sí algunas que ya venían circulando por los otros festivales internacionales como, por ejemplo: “A vida invisivel” de Karim Ainouz, que estaba dentro de la Competencia Internacional y fue una de las favoritas del público.
Aquello que mencionara al comienzo sobre el empoderamiento femenino, se vio claramente en todas las competencias, principalmente en la Argentina. “Las buenas intenciones” fue una de las películas que rompió estándares, la opera prima de la joven directora Ana García Blaya, se desarrolló como una catarsis visceral de ella misma; donde una adolescente debe elegir con cuál de sus padres vivir, con todo lo que conlleva esa decisión. “Los que vuelven” una película de genero dirigida muy solventemente, en especial en sus rubros técnicos, por Laura Casabé, también tuvo una destacada participación y una buena recepción general. En suma y para resumir sin adentrarme en enumeraciones tediosas, basta con decir para comprobar mi punto que, de los diez films de esta competencia, ocho fueron dirigidos por mujeres.
Jazmín Stuart, quien siempre apoya al festival, en esta oportunidad, aparece no en uno sino en dos films participantes: en la que acabo de mencionar de Blaya y en una película de tonalidad diferente a lo común dentro del festival, “La fiesta silenciosa” muy correctamente hecha, también de género, una propuesta que tendría muy presente.
Hay dos películas que fueron las estrellas indiscutidas del festival, ya sea por su renombre o bien porque el público se encargó en agotarlas: “Jojo Rabbit” de Taika Waititi y “Parasite” de Bong Joon-ho; ninguna necesita presentación alguna a estas alturas, ya que ambas han estado presentes en todos los premios de la industria y la segunda fue la ganadora de los premios de la Academia.
Chile se hizo presente con una película que me proporcionó el aire, que muchos otros films me negaron; “Lina de Lima” con la gran Magaly Solier, intercala una historia de inmigración con pasajes musicales.
También se realizó una excelente selección en el apartado “Hora cero”, presentada por el entendido Pablo Conde; títulos como “Entre navajas y secretos”, “Ventajas de viajar en tren”, “Bliss”, etc., demuestran el ojo afilado de esta querida personalidad del festival.
Como todos los años, el cierre es con una gran película, en el 2018 fue “Roma” y en aquel 2019 fue “El irlandés” uno de los títulos más esperados por todos; ver este suceso cinematográfico en pantalla grande fue un placer, Scorsese es cine y hay que verlo allí.
Me fui muy satisfecho de este evento anual, que espero con muchas ganas en el año; una misión cumplida para los organizadores, pero también una enorme responsabilidad ya que de ellos esperamos cada vez más en las próximas ediciones. Por supuesto que el Festival de Mar del Plata es un infaltable para cualquier amante del género, por lo que ahí estaremos para guiarlos en el transcurso del mismo y naturalmente brindarles una síntesis como la que están leyendo ahora.
¡Hasta pronto!
GUSTAVO SCUDERI