Buenos Aires posee la magia única de celebrar al teatro con obras que ven la luz por primera vez, o bien, producciones que llaman la atención de un público que esta ávido de presenciar espectáculos que atraen de por sí.
“Rabia” anunciaba el regreso de un artista super talentoso, celebrado no solo aquí sino internacionalmente, llevando su arte a niveles de excelencia y convirtiendo su espacio en un lugar de culto: “Timbre 4”; por ello el regreso a su casa, por lo pronto a mí me genera mucha emoción y ansias, presenciar al Sr Claudio Tolcachir es una celebración.
Tomando la aclamada novela del argentino Sergio Bizzio del 2005, que lo consagrara en el ámbito literario, Claudio la adapta al teatro junto a su asiduo colaborador Lautaro Perotti, María García de Oteyzca y Mónica Acevedo. Este séptimo libro y las habilidades de su autor, que confluyen con la puesta de estos artistas, es ideal en su simbiosis; Sergio no solo es escritor, sino que también es guionista, cineasta y músico. Todos estos aspectos parecieran trasladarse también a la creación de Tolcachir y Lautaro como directores.
Hay un aspecto fundamental en este unipersonal, que se estrenó en el Teatro de la Abadía en Madrid en septiembre de 2023, y es su habilidad de narrar y no relatar, diferencia fundamental en su resultado. Desde que comienza, Claudio, nos introduce en la historia; como si de un cuento se tratase, nos la narrará y por supuesto nosotros respondemos con una observación y encantamiento que no nos suelta nunca hasta su resolución. Por ello, es fundamental que nuestro interlocutor nos abrace con la historia, nos interiorice y gane nuestra atención, Claudio tiene esa habilidad de manera innata, ya como dramaturgo, director, ahora lo hace como protagonista excluyente de la pieza y es un gran desafío.
El trabajo realizado por el artista es apoteótico, conjugando climas, voces, matices, dibujando los espacios con su presencia, invadiendo con sus movimientos el escenario, con una simple escenografía que el mismo moviliza. Logradísimos los aspectos técnicos (sonido, iluminación), de hecho, mínimos, para que no invaden o ensucien la narración, simplemente den un halo a la situación, ya que es suficiente la interpretación de Claudio.
No me detendré en la sinopsis de la historia, que seguro la sepan antes de ir, a parte me parece fundamental y riquísimo que se dejen llevar por la narración que tan hábilmente borda el artista.
“Rabia” es una obra que da lo que el público busca, que saca de su protagonista una maduración y demostración de talento en su punto justo, que se anima a desnudar su oficio frente a la inmediatez del público.
GUSTAVO SCUDERI