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"Smiley: una comedia de amor" -MI CRITICA-

"Smiley: una comedia de amor" llegó a la Argentina, luego de ser un éxito como adaptación para una serie a nivel mundial, ahora le tocó a nuestro país que se represente en las tablas, su formato originario.

Esto es motivo de alegría ya que el proyecto que trajeron tanto Martín Gómez Márquez en la producción artística, como Jorge Iglesias en la general, desprende buenas vibras y mucho cariño por lo que se hace. Hay que destacar que llega en un momento oportuno, donde estas historias particulares, ya universales son requeridas por el público ávido por verlas.

Estrenada por primera vez por su propio autor en Barcelona, Guillem Clua quién también la dirigió se transformó en un éxito catalán y luego en toda plaza que se presentó. Aquí en Buenos Aires tomó el toro por las astas, Diego Rinaldi, un director que tiene en sus propuestas un aire fresco, distendido y por supuesto chic, seleccionando muy bien a sus protagonistas y realizando una puesta vistosa y muy lograda; alternado entre la casa de Álex y Bruno y el bar del primero, eje fundamental que en la serie estaba más desarrollado pero que, obviamente, en este formato es más difícil, situaciones que supieron resolver favorablemente. La obra entra por todos los sentidos en una sala muy propicia para la misma, la sala dos del teatro Premier, inclusive uno de los personajes rompe la cuarta pared y extiende la acción en la platea.

Si bien es la historia de un improbable amor entre Álex, un catalogado chico de gym y Bruno más introvertido, de gustos más elaborados, como todos dicen, los opuestos se atraen y lo interesante de la dramaturgia es transitar esos momentos de diferencias para centrarse en que no siempre la atracción pasa por lo exterior. En este aspecto el autor supo poner todos los ingredientes de las citas y definiciones del mundo gay muy acertadamente, realizando un texto divertido, fresco y ágil.

Sus dos protagonistas son impecables, el talentoso Germán Tripel, sacando todo su costado cómico e incluyendo algunos pasajes musicales que se disfrutan y agradecen; Facundo Gambandé, un actor muy atrayente por su verborragia y versatilidad, logrando una personificación muy acertada. La química entre ambos es ideal para la historia y superan con naturalidad ciertos momentos más íntimos, es muy lindo verlos en escena. Con la incorporación de un tercero y una revelación, Rodrigo Jara, bailarín que ha participado en un famoso concurso de baile, a quien en su costado actoral se lo ve relajado.

"Smiley" es una propuesta que merece ser vista, porque es divertida y está muy bien lograda y reitero, la buena energía que desprende hace que uno se vaya con una sonrisa.


GUSTAVO SCUDERI




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