La visita del actor español/argentino Juan Diego Botto es realmente un acontecimiento, nos une a él no sólo su origen (nació en Argentina y a los 4 años emigró junto a su madre a España, luego de la desaparición de su padre también actor) sino una inmediata atracción artística, ¿quién no recuerda sus comienzos en la película Martín (hache) de otro maestro cinematográfico Adolfo Aristarian?
Diego es uno de los actores con mayor proyección de su generación, lo vimos en todos los registros y es sumamente funcional a todos ellos, ahora tenemos la suerte de verlo en las tablas argentinas. El proyecto que lo trae es "Una noche sin luna" y es una propuesta única que envuelve al espectador apenas uno se prepara para verla, su firme actuación y seguridad escénica hace que la sala más grande del CTBA, la Martín Coronado, quede atónito y el público reaccione de diversas maneras (sin bien las cinco presentaciones están más que agotadas, desde su anuncio, no lo adelantaré, con la esperanza de que vuelva a representarla en Buenos Aires).
Juan nos trae el onírico y profundo universo de García Lorca, parte de su espectáculo está basado en los textos de este artista adelantado para su época e injustamente asesinado. Bajo la dirección de Sergio Peris-Mencheta, con una puesta super lograda que apoya el transcurrir de la obra de una forma muy original y si bien uno a primera vista ve solamente una plataforma negra, se transforma mágicamente en mil espacios para desarrollar el relato de Juan/Federico.
El trabajo de Juan Diego Botto es descomunal, titánico, superlativo, no se me ocurre otro calificativo ante un trabajo que embriaga, emociona, interpela y se mueve en toda la sala, literalmente, la prueba es el aplauso de pie de más de 10 minutos, que seguramente se repetirá en sus otras cuatro funciones. También es muy emotivo para nosotros, y más para él, ya que donde representa la obra, es la misma sala donde sus padres se conocieron y por ello motivo de dedicación de esta.
Uno espera que al ser un unipersonal que viene de afuera pueda ser austero pero, "Una noche sin luna" es inmenso, no sólo en la proyección hacía el público, sino también en su puesta, en su diseño escenográfico de Curt Allen Wilmer y por supuesto la increíble interpretación de Juan Diego Botto. Una experiencia inolvidable, una historia fuerte, que aún resuena y como bien dijera García Lorca, no es necesario homenajes, sino que sus letras vivan en la lectura constante de sus textos, tan mágicos como esta inolvidable obra.
GUSTAVO SCUDERI