"El grito y el silencio" -MI CRITICA-

De un taller de escritura sobre amores clandestinos, surgió esta propuesta que es realmente muy interesante, no solo por su callado contenido, sino también por la construcción misma.

"El grito y el silencio" tiene una dramaturgia muy rica, más allá de la poética que también emana de ella; hay un rigor y detalles de la época que atraen y mantienen la atención del espectador en toda su duración, la misma es de Selva Palomino.

Dos mujeres atravesadas por, el dos veces presidente, Julio Argentino Roca; una violentada a una temprana edad, casi como ofrenda al incipiente prócer, Ignacia Robles. La otra, Carmen, fruto de ese ultraje que duró siete interminables días al que fue sometida su madre, quien le reclama al espectro de su padre para recuperar su identidad, la cual le fue siempre negada incluso por los tribunales y a pesar de la evidencia irrefutable.

El texto que no tiene concesión alguna, es fuerte, golpea por su realidad y detalle. Para interpretarlo era necesario que no sólo quede en palabras y se haga, justamente, carne en las actrices y tanto, Gabriela Villalonga como Luciana Procaccini, están estupendas. Ambas actrices relatan las situaciones de una forma descarnada, con la violencia y la potencia necesarias para ese texto, un trabajo realmente meritorio.

Otro de los aspectos para que la obra funcione, en cuanto al impacto que debe provocar, es su directora y encargada de la puesta en escena: Fabi Maneiro. Un trabajo que juega con el detalle de una marcada iluminación y sonido, con apenas unos pocos elementos, cada escena que va oscilando entre las diferentes épocas, son fragmentos de una fuerza narrativa abrumadora.

GUSTAVO SCUDERI