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Foto del escritorGustavo Scuderi

“El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la Reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer” -MI CRITICA-

Christopher Marlowe fue un dramaturgo y poeta isabelino, que convivió en su época con el reconocido Shakespeare, muchos rumores se tejieron entre ellos, cual enredos propios de sus obras, amigos, enemigos y principalmente competidores. También se ha comentado que era el seudónimo que utilizaba William para escribir, lo cierto es que 'Eduardo II" de Marlowe fue una respuesta a una de las clásicas obras del escritor shakesperiano.

Abarcar y traer una pieza que posee todos los elementos de esos momentos no es novedad, es más forma parte de un teatro clásico, interpretado y reinterpretado muchísimas veces. Pero si viene acompañado del nombre Alejandro Tantanian, sabemos que el resultado no puede pasar desapercibido y el mismo cumple con creces lo que imaginábamos. La visión de este reconocido y talentoso creador es elevada, funciona en su propósito de alterar el clasismo sin siquiera romper la estructura dramatúrgica y su historia, puesto que la historia de Eduardo y su fiel y muy cercano amigo Gaveston, así fue escrita.

Alejandro la hace atractiva, encarándola como una superproducción, es increíble y magnético lo que se ve en el inmenso escenario de la sala Martín Coronado, utilizado en toda su envergadura, convirtiéndose en un protagonista más. Desde ya, esta característica, es un aspecto que eleva la propuesta junto a todos los apartados técnicos que mezclan la época isabelina con la contemporánea de una manera fluida y homogénea haciendo que no se contrapongan ni choquen; muy difícil de lograr esto y que solo puede resolver un tipo de dirección eximia, como la de Alejandro.

El reconocido texto describe el fallido reinado de Eduardo II quien, muerto su padre, lo único que quiere es traer a su amado amigo Gaveston para compartir con él su vida entera; la historia gana muchísimo en la original versión de Carlos Gamerro (quién la traduce), Oria Puppo y Tantanian. Mención especial para la lograda, destacada visión en el diseño escenográfico, vestuario e imagen de Oria.

El grupo actoral que es numeroso, otra tarea difícil para el director, quien consigue que funcione como equipo, gran virtud que busca cualquier obra. Si bien es natural que ciertos personajes se vean más en escena, es un gran trabajo el que realizan juntos. A Agustín Pardella (Eduardo II), quien posee una exitosa carrera en el cine (últimamente lo vimos en "La sociedad de la nieve"), y que ahora asume este gran desafío, se lo nota suelto y a la vez firme cuando el texto o la puesta lo demandan, un nombre a seguir. Eddy García, como siempre deja todo su histrionismo en función de cada personaje, sus actuaciones siempre fueron vistosas y carismáticas; aquí como Gaveston, está nuevamente estupendo y arrojado. Sofia Gala Castiglione (La reina Isabel) con su presencia escénica no necesita presentación alguna, su carrera en el cine, la televisión y el teatro habla por sí sola. Patricio Aramburu como el despreciable Mortimer, dándole fuerza y ambigüedad a su actuación, de hecho, muy lograda; con su presencia, como con la de los anteriormente mencionados, es que se llena el amplio espacio escénico. Pero sería una crítica muy larga si nombrara uno por uno a los actores que realzan la puesta y se unen a un equipo actoral unisonante y talentoso.

El acertado título local “El trágico reinado de Eduardo II, la triste muerte de su amado Gaveston, las intrigas de la Reina Isabel y el ascenso y caída del arrogante Mortimer” dan una certera y precisa “explicación” de este relato isabelino, propio de la época y de la tendencia, dando la contemporaneidad necesaria para que sea atrayente, atrevido e interesante.


GUSTAVO SCUDERI




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