Cuando una pieza persiste en el tiempo, pasan años y continúa teniendo la misma dinámica y actualidad, estamos hablando no solo de que es un clásico, sino que también es una excelente obra.
El escribir de Oscar Martínez en “Ella en mi cabeza”, su primer trabajo como dramaturgo, es un gran trabajo y un hallazgo; se estrenó hace ya 15 años y se convirtió en una de las obras más representadas en otros países, que placer saberlo, ¿cierto? Es filoso, sus intercambios de líneas inteligentes y a veces va más rápido que el espectador, siendo el texto un punto fundamental del éxito de esta.
Ahora le sumamos a un Sr. director, Javier Daulte, que le aporta a la puesta su cualidad y calidad artística; uno vislumbra en esta obra a Javier, ya que aquí da rienda suelta a su inventiva, siendo unos de los dramaturgos y directores más buscados y valorados. Él sabe retratar y bucear muy bien en las relaciones humanas, en la mentalidad de sus personajes, literalmente entra en ellos; aquí con el texto de Oscar logró una simbiosis impecable, un gran resultado.
En el transcurso de los años, los intérpretes fueron cambiando, principalmente en los roles de la pareja, ya que Juan Leyrado es el que más transitó la obra, como el psicoanalista, su labor es de calidad y de haber madurado el texto muy bien. Han pasado Julio Chávez, Darío Grandinetti, Soledad Villamil, María Carambula y Natalia Lobo, perdón si mi memoria falla y me olvido de alguien. Ahora le toca a un dúo, nunca utilizo esta palabra o calificativo, hermoso, es que Joaquín Furriel y Florencia Raggi tienen una química en el escenario magnética, me sorprendió muchísimo Florencia, la he visto en otras obras y lo que creció actoralmente es increíble. Joaquín hace un festín para los espectadores, todo su cuerpo habla y vive el texto, logrando nuevamente una excelente actuación. Por ello el trio actoral es de una fuerza dramática e interpretativa fuerte, siendo otro aspecto positivo de la obra. Me gustó muchísimo el diseño de escenografía de Julieta Kompel.
“Ella en mi cabeza” es claramente una propuesta a no perderse, que enaltece la cartelera porteña, por los datos arriba mencionados y también es una posibilidad de volverla a presenciar si es que ya se la vio, pues renovaron sus protagonistas y uno no es el mismo luego de tantos años y quizás ya no la tengas en la cabeza.
GUSTAVO SCUDERI