"La Gaviota" -MI CRITICA-
- Gustavo Scuderi

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Curiosamente, hoy en día hay tres versiones en cartelera, de una de las obras de teatro considerables clásicas: "La gaviota", de Antón Chéjov. En ella se esconde ese interés o atractivo de acudir al teatro para ver una pieza, por qué no, de culto; estrenada en 1896 y siendo un fracaso, abucheada por el público y motivo por el cual el dramaturgo ruso dejaría de escribir, luego se transformaría en una de sus obras más representadas y festejadas.
La actual versión del director Rubén Szuchmacher y Lautaro Vilo respeta su estructura y su rigurosidad, no sólo en su puesta, con una escenografía austera pero preciosista, como si de una pintura se tratara, trabajo meritorio de Jorge Ferrari; sino también desde el lado de la marcación actoral, donde las interpretaciones se remontan a otra época, despojándolas de la naturalidad o modernidad de las obras actuales.
La puesta del director invita al espectador a que se relaje en la butaca, en un estado de observación y escucha, ya que como lo relatara su propio autor, aquí hay mucho amor, sentimientos y poca acción.
Si bien uno de los personajes más buscados y reconocidos del universo teatral es el de Nina, aquí interpretado por la joven Carolina Kopelioff que, si bien para semejante papel se necesita tablas encima, lo hace correcta y seguramente a pesar de ser un gran desafío para ella, es el de Irina el que nos llama la atención. Muriel Santa Ana pone todo su oficio y magnetismo en acción, moviéndose en escena con la grandeza de la experiencia y el saber, para liderar un grupo variopinto de artistas, donde se destaca el siempre logrado Diego Cremonesi. Otra característica que festejo es la incorporación de nombres nuevos o bien qué no vemos en estos circuitos; el joven Juan Cottet es uno de ellos, se pone en la piel de otro de los personajes más importantes y demandantes, Konstantín, el hijo sufrido y atormentado de Irina, que busca desesperadamente la aprobación y amor de su madre. También me parece destacar el trabajo de Carolina Saade, que lo matiza de frescura y el costado más "divertido" de la obra, con su lograda interpretación de Masha.
“La gaviota” es muy cercana al universo de otro dramaturgo por excelencia, William Shakespeare, en especial a Hamlet; ese tipo de relato donde los amores son cruzados y se alimentan de los malentendidos, donde la pasión, el enojo, el ego y la soberbia son características de sus personajes. Esta versión que nos trae el CTBA se basa principalmente en el tipo de teatro que tuvo, casi siempre, en su cartelera y que últimamente lo había interrumpido con propuestas más modernas; amen de ello es un placer volver al clasismo y con estas herramientas, siendo una posibilidad de revisitar piezas fundamentales para el teatro.
GUSTAVO SCUDERI






